jueves, 6 de mayo de 2010

Con los ojos a la pantalla y los oídos al transistor


¡Cómo está la Liga!, dice mi amiga Pilar Arjona. Ayer el Real Madrid superó al Mallorca. ¿O más bien fue cosa de Cristiano Ronaldo? No lo sé. La cuestión es que con su victoria sigue a un punto del Barcelona. Un punto por debajo, diferencia que podría desaparecer este sábado.

Para evitar trampas, amañes y brujerías -unos se juegan la gloria, otros el infierno-, la jornada 37 se jugará en su totalidad el sábado. A las 21 horas todos los árbitros soplarán su silbato para dar comienzo a una jornada de locura.

Mi pregunta es: ¿Qué harán los aficionados madridistas esa noche? ¿Animar a su equipo contra un dormido Athletic o ver cómo el Barcelona se la juega con un Sevilla que se disputa una plaza de Champions con el Mallorca? ¿Y los culés? Seguramente ellos sí que vean su partido, pues es el que a priori podría darles el título liguero.

Lo mismo sucede con todos aquellos equipos que, como contábamos anteayer, se juegan mucho en estas dos últimas jornadas. Por cierto: Xerez al hoyo, Valencia tercero y Zaragoza y Osasuna más cerquita de la salvación. Complicaciones para el Racing tras su estrepitosa derrota ante el Sevilla. Y muy malita la cosa para el Valladolid.

Ya lo veo: el sábado todos con radio y los ojos puestos al televisor. Algunos cerveza en la mano, otros con un portátil y muchos tuiteando desde el móvil. Seguro que algún mando del televisor sufre daños irreversibles como consecuencia del zapeo.

¿Y los banquillos? Locos. Nerviosos. Cotillas. ¿Prohibirá Pellegrini que se filtre lo que sucede en el Sánchez Pizjuán?

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