sábado, 1 de mayo de 2010

Dale Atleti

Si hiciera un balance a lo Mister Chip de todas las camisetas puestas que he visto en mi vida por aficionados, sin duda, la que ganaría sería la rojiblanca.
Recuerdo que en mi colegio siempre había alguien que llevaba la camiseta del Atleti.
Había varios colchoneros y rara era la ocasión que no se la ponían al menos una vez por semana, así que de párvulos hasta el instituto pude disfrutar de todas las variantes de la camiseta.
Ser del Atleti te marca. Uno no se hace, nace atlético. Por herencia genética o educación, no lo sé, pero no es algo que decides al cumplir la decena. Cuando un niño llega a una familia atlética ya tiene una camiseta rojiblanca. Si no hay afición paterna por el fútbol siempre hay un tío atlético que se adelanta al resto para no dejar escapar la oportunidad de sumar uno más a la lista de aficionados.
Y lo hace sin dudar, a pesar de que llevan por el a veces sufrido camino del atlético a un ser que ocupa poco más que un balón de fútbol. Ya habrá tiempo de explicarle al nuevo forofito que ser de este equipo les hace especial y que es muy fácil sumarse al carro ganador del barcelonismo y madridismo, pero que lo fácil nunca fue bueno.Y el forofito, tras varios viajes de ida y vuelta al Manzanares, termina entendiéndolo: él nació para animar al Atlético de Madrid, tarea que desempeña meticulosamente cada partido.

Afición sufrida. Afición apasionada. Afición incondicional. Esa es la afición del Atleti. El equipo provoca voces afónicas los lunes por el "yo te quiero Atleti" de los domingos. Al indio rara vez le falta una "equis" en la hoja de asistencia. El Calderón no se vacía en los últimos minutos como sí lo hace lo hacen otros estadios cuando no albergan buen fútbol por parte del equipo local. El colchonero ahí se queda, aplaude a los suyos, llora las derrotas y también las victorias. Y en la próxima jornada, vuelve.
El jueves los seguidores del Atleti tuvieron su recompensa en Anfield. Y ojo, tuvieron que esforzarse, porque aquello de "You´ll never walk alone" intimida. No sólo vimos la semifinal de la Europe League entre Atleti y Liverpool. Vimos la lucha de dos de las más entregadas y fieles aficiones que hay en el fútbol. Ni la urraca quiso perderse el encuentro que llevó al Atleti a la final.
Es tiempo de añadir un par de copas al palmarés de un equipo que se presupone condenado a no terminar lo que empieza. Son muchos los años de sequía de títulos reflejados en el escaso caudal del Manzanares. Neptuno espera. Los seguidores del Atleti lo saben, pero no quieren vivir otro cuento de la lechera. Es hora de que se quiten el complejo y de que el mundo comprenda que ser del Atleti no es ser masoca. Ser del Atleti es mucho. Como "mucho" es lo de su afición.

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