domingo, 29 de agosto de 2010

España cambia de mentalidad


La mentalidad de los españoles ha cambiado, señoras y señores. Sólo hay que darse una vuelta por la calle y leer la prensa deportiva. ¿Que ayer la vigente campeona del mundo de baloncesto perdió frente a una gris Francia? "Sí, claro, pero eso también pasó en el Europeo de Polonia, o en antesdeayer, en Sudáfrica con el fútbol, y mira cómo acabamos".

Es inaudito. Esto antes no era así. Volvamos a Polonia: caímos en el primer partido y la reacción fue derrotista, mal agorera. Fatalista. Ahora no, ahora hasta tiene su lado bueno: Puede que ya no nos crucemos con EEUU hasta la final.

Ayer la ÑBA no era la vencedora que todos conocemos. Nuestra selección jugó con los ojos llenos de legañas. No entraba nada -criminal lo de los tiros libres-, hubo poco juego interior y las transiciones, que tantos buenos resultados nos han dado siempre, brillaron por su ausencia.

Los franceses tiraron de físico y el acróbata Mickael Gelabale, un viejo conocido de la ACB, nos sacó los colores. Aún así, había momentos que parecía que se miraban como diciendo "¿les estamos ganando? ¿es cierto?" y no terminaban de animarse a aplastarnos. Otra selección -mejor- lo hubiera hecho.

El primer partido siempre es duro, hay muchos nervios, y la selección nacional llegaba todavía conmocionada por la ausencia de Calderón. Cuando un jugador de tanto peso para un grupo se lesiona, el resto duda. El extremeño había estado regular en la preparación, pero anoche nos hubiera sido de gran ayuda su sensatez y no la locura de Llull -nos va a dar un infarto contigo, jugón- y el acongongoje de Ricky Rubio ante las hostilidades del pabellón.

Hace un par de años diríamos que estamos parcos en alternativas. Ahora, con la mentalidad ganadora no nos asustamos. No obstante, no podemos escurrir el bulto. Lo de ayer debe ser un revulsivo. Necesitamos que Mumbrú, Llull y Garbajosa saquen las castañas del fuego como hacen cuando el resto se atolondra, y que las 'hormiguitas' que son Felipe Reyes y Fran Vázquez no se borren, porque jugadores como ellos dan estabilidad a un equipo. Marc y Navarro llegaron tarde, pero en los cruces no lo harán, están hechos de otra pasta.

Me quedo con dos cosas buenas: La primera es que pese a la derrota no hay miedo, nos sentimos capaces. Todos los campeones despistan cuando llegan a un grado de excelencia. La segunda es que ayer Rudy Fernández hizo amagos de ser el que era, puede que él más que ninguno necesitara situarse en el plano para brillar a partir de esta noche.

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