miércoles, 21 de abril de 2010

La antorcha olímpica se apaga

El deporte está pendiente del Hospital Quirón de Barcelona. Allí, el presidente de honor del COE, Don Juan Antonio Samaranch, juega su partido más duro. Los pronósticos no son buenos, su estado muy grave.
Samaranch fue presidente del Comité Olímpico Internacional de 1980 a 2001. Antes de eso: deportista y entrenador con gran pasión por el hockey, periodista y enviado especial en Helsinki 52 y político en una mala época para España.
Durante su presidencia en el COI Samaranch zanjó las disputas políticas que boicotearon durante años las Olimpiadas, permitió la participación de los deportistas profesionales -medida que probablemente convirtió este evento deportivo en el más importante de todos- y, por supuesto, apostó por el deporte español. En su empeño trajo los Juegos Olímpicos a Barcelona en el 92.
En estos momentos la figura más importante del Olimpismo disputa la peor carrera de todas, la inevitable. La antorcha olímpica se está apagando y nos deja un legado deportivo honorable. El deporte español vive del impulso que ha recibido de gente como él y se lo paga con enormes triunfos. Parece que nada le queda pendiente; algún día Madrid acogerá unos JJOO y le rendirá el homenaje que se merece.

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