La selección de Vicente del Bosque ha perdido su margen de error. Ya no hay otra opción que ganar. Los dos siguientes partidos se convierten en treintadosavos y dieciseisavos de final. El combinado español tendrá que buscar una holgada victoria frente a Honduras ya que podría darse un triple empate en la última jornada del grupo entre Suiza, Chile y España que se solucionaría mediante el gol average. Para ganar a la revelación chilena tendrá que encomendarse a algo más que el tiki-taka.
A priori Honduras es la cenicienta del baile en el grupo H, pero no sé si desacreditar a esa selección tal y como están las cosas es una buena opción. El fútbol se ha vuelto loco en Sudáfrica: balones de playa y cantadas de los porteros; ex campeones y favoritos al borde de la eliminación; insultos, expulsiones y dimisiones en el vestuario francés...
Contra Suiza pudimos ver la calidad de La Roja. Los porcentajes de posesión y tiros a puerta de una y otra selección muestran que el conjunto nacional es superior. El resultado no, y eso es lo que a fin de cuentas importa. El equipo mareó el balón hasta el punto de que era imposible que cruzara la línea blanca defendida por Benaglio. Y dos ocasiones le bastaron a Suiza para marcar un gol a una de las mejores zagas del mundo.

Escucho a Fernando Torres decir que España será fiel a su estilo y me pregunto si alguien le habrá explicado alguna vez que el deporte nunca fue justo y que por eso no siempre gana el que es mejor antes de comenzar el partido: gana el mejor en el partido, y ése es el que marca más.
La primera semana del Mundial ha sido aburrida, como es habitual en esta fase, y extraña como nunca. Las cosas parecen reconducirse ahora, el punto de inflexión fue el animado Camerún-Dinamarca que tan mal acabó para la selección comandada por Samuel Eto'o.
¿Será mañana el punto de inflexión para nuestra selección entre lo que pasó el 16 de junio y lo que pasará el 11 de julio? Sí, esperemos que sí.
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