viernes, 9 de julio de 2010

Fútbol: del opio a la ilusión en un córner

Ya lo sabían los dirigentes romanos: deporte para la distracción, para la disuasión, para que el pueblo se olvide del hambre y las penurias. Este Mundial es una bendición para nuestras clases políticas, toda España se olvida de la crisis, e incluso de ir a trabajar, y nos juntamos unos pocos o unos muchos en una casa o en un bar para ver el partido de la selección. Y las previas, los informativos especiales, los análisis post partidos... Todo nos vale.

Encima el de Sudáfrica no es un sueño de una noche de verano para nosotros. Está durando un mes, un mes en el que la parte de península que nos corresponde ondea banderas como si todos los días fueran el 4 de julio español, algo insólito. Desde luego, nuestros deportistas son corredores de fondo, no tanto los compañeros periodistas que yo creo que a alguno le ha pillado de sorpresa la larga estancia en el invierno africano -y eso que éramos favoritos-.

El fútbol se convierte en estos días en nuestra religión, no sé si en nuestro opio, pero sí en el detonante de nuestras sonrisas, el lugar común que nos permite hablar con el que se toma un café al lado, la conversación agradable que nunca encontramos en el ascensor.

Esta selección, estos 23 jugadores y el equipo técnico, ofrece Historia a las generaciones venideras y a nosotros nos obsequia con sensaciones vividas en nuestras propias carnes, que es mucho mejor. Imagino que todos recordaremos siempre lo felices que fuimos cuando Puyol nos clasificaba para la final. Un momento vivido de igual a igual por todos, porque todos los españoles, empleados, jefes, parados, estudiantes o jubilados saboreamos del mismo modo el regalo que salió de su cabeza contra Alemania el miércoles. Y a ese momento, como al que llegará el domingo, nos aferraremos cuando la crisis "vuelva".

Al menos, ahora, todos sabemos que PODEMOS conseguir lo que nos propongamos, incluso meter un gol de córner. Gracias por la ilusión que nos provocáis.

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