domingo, 11 de julio de 2010

Hoy

Los que me conocen saben que soy más basketbolera que futbolera. De toda la vida. Mi ídolo es un moreno de casi dos metros que se dedicaba a volar por las canchas de EEUU con el número 23 a la espalda. Por eso hoy soy consciente más que nunca de la importancia de esta fecha.

Me explico: Yo ya he vivido ser campeona del Mundo con la selección de baloncesto. Fue un día innolvidable, imagináos, bueno, lo sabéis. Sin embargo, no me invadieron estos nervios. Los días que pasaron de la semifinal a la final no se me hicieron tan largos y eso es porque no es comparable lo que mueve el fútbol en este país con lo que mueve el baloncesto. El fútbol está presente en cada conversación. Y España hoy es más futbolera que nunca.

Mi impaciencia porque lleguen las 20.30 horas de hoy son síntoma de lo que puede suponer esta fecha. Quizás -y así lo espero- hoy deje de servirme el argumento con el que criticaba que se hiciera menor seguimiento a unos verdaderos campeones del Mundo que a unos "fracasados mundiales" como eran nuestros futbolistas -sin ánimo de ofender, no me malinterpretéis-. Hoy las dos selecciones podrían empatar. Estamos hablando de que esta noche, si Casillas alza la Copa del Mundo, nuestras dos selecciones más importantes, la de fútbol y la de baloncesto, dos deportes muy seguidos en todo el planeta, serán a la vez campeonas del Mundo y campeonas de Europa. Legendario.

Hoy deseo con todas mis fuerzas bañarme en la misma fuente que me bañé en 2006 con el Mundial de Japón. Hoy no tengo presente como en el partido de cuartos todas aquellas penurias que nos impidieron avanzar, porque lo de hoy, jugar una final, nunca lo hemos hecho. Hoy quiero ver el sueño cumplido de mi gente, que es el mío.

Hoy no sé lo que pasará, y pase lo que pase sé que esta selección ya es una campeona que se merece todos los reconocimientos posibles... Mi corazón me dice que hoy no pegaré ojo.

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